miércoles, 19 de julio de 2017

Susana Díaz, de pasado efímero

Esta señora, sevillana de pura cepa, gusta ir vestida de rojo para las ocasiones del partido. Gasta acero sin temblar cuando alguien simula sombras en su frente. Se alimenta de bocadillos en autobuses gratis y se abraza con las viejas leyendas en sus mítines. Su público, los que comen de su mano agradecidos y personas ingenuas, de edad y sin formación.
Pasado efímero de una militante de uno de los grandes partidos de España. Doña Susana, más que de izquierdas o de derechas, se inclina a los rasgos peculiares del poder en Andalucía, al aparato del partido y a la formas de la actividad orgánica regionalista del PSOE. Una forma ya vieja y caduca de hacer política desde que ella era muy joven.

Con esa herencia ha pretendido marca las líneas de actuación en nuestro país, afortunadamente no ha convencido. De hecho hay  muchos andaluces que tenemos esperanza de que deje de convencer también en Andalucía.
Pasado efímero en lo profesional, vinculada a la estructura del partido desde los 17 años que entra en las Juventudes Socialistas (JS). Con experiencias políticas en primera línea siendo estudiante de Derecho. Estudios que se prolongaron durante 10 años. Y presumía en los mítines de estudiar con las becas de Felipe González.
 Suerte de un tahúr, con 23 años era la Secretaria de Organización de las JS de Andalucía y con 25 años Delegada Juventud y Empleo en todo un Ayuntamiento como Sevilla.  Llegando a ser Teniente Alcalde en el Área de Recursos Humanos, de ahí a diputada socialista en el Parlamento andaluz con 30 años y lo siguiente recordar no quiero. Toda una carrera fulgurante sin ninguna experiencia en lo privado o, al menos, un digno expediente académico.
Quizás, animada por el azar prohibido, por esas facilidades para una carrera brillante con el carnet del partido por bandera, se debe su enfrentamiento frontal con los funcionarios andaluces. Quizás es por ello su desprecio a los que creen en una carrera profesional en la administración como debiera ser en un Estado de Derecho. Quizás por ello es el maltrato a todos los que han accedido bajo los principios de igualdad, mérito y capacidad y creen con firmeza en una administración se debe a los ciudadanos, no a intereses personales o de partido.
 “Bosteza de política banales”, nacida para ser miembro destacado del PSOE andaluz. Es más, es que ella misma es el partido socialista en toda su esencia, un partido que lleva 35 años consecutivos gobernando la Junta de Andalucía, toda su historia. Con la mayores tasas de desempleo de Europa, que revive de nuevo la salida de muchos andaluces de España en busca de oportunidades laborales.
Lo tantas veces heredado de González, Guerra, Chaves o Griñán y las no tantas perdidas en primarias, hasta que sale de Andalucía, hacen que mire al resto de España con ojo inquieto y tema a los socialistas críticos.

Esta mujer “no es de ayer ni del mañana”, sino de la cepa del partido andaluz de siempre, es una fruta vana de esa Andalucía que ha pasado en la democracia y no ha sido y tristemente, en pleno Siglo XXI,  tenga la cabeza cana.

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